El amanecer me presentó hoy el viaje imaginario de las estrellas a su morada de reposo, luego de haber inspirado la noche de ayer a tantas gentes. En su recorrido estelar, tan inspirador y efímero, dejan una estela vibracional, y yo he visualizado para mí, que el día de hoy esas vibraciones universales me cubren de luz, amor, paz, salud y mucha fe en mi Creador amoroso. Tal como las estrellas engalanan de belleza a la luna, permito que su luz engalane mi inspiración. Permito que mi espíritu poético sea inundado de la magia del conocimiento universal y de la la paz de Dios porque me niego a iniciar ningún día con vibras distintas a las del espíritu en expansión con el Universo Divino, ya que al identificarme con el Espíritu Santo que mora en mí, no hay cabida para la oscuridad y no puedo sino ver la luz de Dios en mis semejantes por encima de sus debilidades y errores. Termino diciendo que hoy decidí regalar inspiración de Dios, si no la quieres o no te hace falta, déjale el camino libre a su recorrido para que otro la reciba.
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